lunes, 6 de junio de 2011

El Sueño Perdido con la Segunda Republica.

El nuevo gobierno bolivariano que se constituyó como la Segunda República, restituyó la Constitución revolucionaria y proclamó a Bolívar Libertador en un acto solemne de la Municipalidad de Caracas el 14 de octubre de 1813.
Fue una nueva República que transformó totalmente el estilo de gobierno impuesto en la Primera Constitución de Venezuela.
El Congreso, a proposición del Lic. Saenz, propone un gobierno republicano de amplios poderes absolutos para el Presidente Bolívar, quién ejercía los poderes Legislativos y Ejecutivos, lo que significó una nueva manera de gobernar, y que cambiaba el concepto federal de la Primera República.
Bolívar por su parte, propone la creación de una Asamblea Constituyente, la cual redactaría una nueva Constitución y elegiría a los poderes electorales; actividades que se vieron interrumpidas por la anarquía y la guerra civil que se generó en el occidente del país con la aparición del asturiano José Tomás Bóves y sus hordas de bandoleros.
La República duró un poco más de un año, luego que Bóves ocupa Cumaná el 16 de octubre de 1814, pasando a cuchillo a toda la población, y el 5 de diciembre derrota las fuerzas patriotas en Urica, a pesar de morir en la batalla; así lo narra Blanco Bombona:
“En Urica muere Boves y muere la Patria. Y como símbolo de que ella muere allí en la carnicería subsiguiente, perece el Himno Nacional. Muere su autor, el músico Landaeta. Muere el pensamiento de la República en la persona del brillante y profundo Lic. Sanz. Muere allí el virtual inteligente diputado Francisco Javier Ustariz. Lo único que no muere y escapa en manos de Ribas y Bermúdez, es la Bandera Nacional”
Al terminar el año de 1814, la bandera de Venezuela sólo flamea en la Isla de Margarita y algunas regiones de Los Llanos… El 7 de septiembre, Bolívar publicó otro extraordinario documento político conocido como “Manifiesto de Carúpano”, donde analiza las causas de la derrota y la caída de la Segunda República, no por efectos de la intervención extranjera como muchos pudieran pensar, sino por la anarquía de los propios venezolanos que se dejaron embaucar por falsos líderes y una apetencia desmedida de riqueza fácil, producto de los asaltos y el hurto cuando asaltaban los pueblo. Al día siguiente Bolívar parte hacia Cartagena, dejando un mensaje a sus conciudadanos:
“Vuestros hermanos y no los españoles han desgarrado vuestro seno, derramado vuestra sangre, incendiado vuestros hogares y os han condenado a la expatriación”
En su Manifiesto lleno de sentimientos, frustración y esperanzas, Bolívar jura volver a liberar a Venezuela:
“Yo os juro, amados compatriotas, que este augusto título de Libertador, que vuestra gratitud me tributó cuando os vine arrancar las cadenas, nos será vano. Yo os juro que Libertador o muerto, mereceré siempre el honor que me habéis hecho; sin que haya potestad humana sobre la tierra que detenga el curso que me he propuesto seguir hasta volver a libertaros”

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